La bitacora

La bitacora es el registro de un viaje,la narración de los hechos reales acontecidos. Es la descripción de cada momento fantástico y común de este gran viaje que no sabemos cuando termina...

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jueves, noviembre 05, 2009

Cuando intento...

...cuando solo intento...escribir. Presunta magia oculta entre los secretos de mi alma y el alma de la vida. Tal vez no exista mejor refugio para un alma perdida, solo tú...amada poesía. Hay veces en las que te escribo en verso, otras en prosa te escapas. Pero siempre tú, tan lírica y poética. Nociva poesía. Siempre estas aquí, allí donde más me herrumbro, allí donde todo sucumbe y no queda más espacio que para...la poesía. Tan triste, tan etérea...volátil. Poesía, amada y dolorosa poe
s
í
a. a...
Te desp í
ides s
hoy. e Y vue o
lves p
iempre.

lunes, noviembre 02, 2009

Recordando.

Y tal vez sean estrellas, respondíste lejana. Tan lejana que el eco de tu voz se perdía en la espesura de mi olvido. Allá donde mas nadie llego, con aquella promesa tan vana, pero tan vieja. Así terminaste de explicarme de dónde venían nuestras almas.
Era esa inocencia/conciencia lo que me volvía loco, cuando sentados en los estrechos rincones de la ciudad durmiente, contábamos las estrellas de nuestra alma que se veía reflejada en el cielo, o era al revés? Quién sabe, solo el destino. Así decías mientras tomabas mis manos y la hacías bailar en la duda que se dilataba desde la callesita hasta tu casa. Cuando pasábamos aquellos lúgubres callejones, donde rezaban los cuerdos y donde reíamos los enamorados, al despedirnos con un beso furtivo y un hasta siempre soñador.
Que vida esta, la que palpita, la que se retuerce en este cuerpo senil. Lleno de olvidos y recuerdos y suspiros al compás de la mecedora. La que ahora marca los ritmos de nuestra pasión y, de mi olvido...

domingo, noviembre 01, 2009

La siesta paraguaya.

El último sábado de noviembre, durante el seminario internacional de literatura organizado por el Pen Club del Paraguay en el CPJ, uno de los disertantes había mencionado que: "Actualmente ya no es necesario en el Paraguay dormir la siesta, la gente continúa con sus múltiples actividades laborales. El aparato acondicionador de aire facilita y hace más comodo el trajín a estas horas, el calor típico de nuestro país ya no es un impedimento para la sociedad actual." Al parecer, este exponente de la literatura actual no recorre las calles asuncenas que desplegan ese espectáculo que raya lo humano y racional: niños indigenas, durante el medio día, recostados bajo la sombra de algún cartel publicitario o bajo el hall de la oficina de alguna empresa que "apuesta al país, al cambio y al progreso" , niños que son forzados a trabajar por sus inconcientes madres, si es que la tienen, o por aquella bestia llamada necesidad. Intentando sobrevivir a esa ola de fuego que recorre nuestra ciudad durante el medio día.
Pero al parecer, los vidrios de las camionetas y vehiculos de lujo, así como el de las oficinas y hasta incluso las de nuestras casas están polarizadas con un negro óscuro como el de nuestros corazones y el de nuestra responsabilidad. El suave gorgojeo que produce el aparato del aire acondionado, con el cual acompañamos nuestra siesta, nuestro desplazamiento en la ciudad o nuestra jornada laboral, parece ser más fuerte que aquel silencioso llanto por un pedazo de pan, por un poco de atención, por un poco de corazón, que igual a una oración elevan los niños indigenas y no tanto - ya que los hay rubios igual que menonitas- todas las nuevas plácidas siestas paraguayas. Ellos sí necesitan seguir la rutina paraguaya del descanso al medio día, ellos si sufren el calor calcinante del medio día nuestro, ellos sí precisan de la siesta...


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