Recordando.
Y tal vez sean estrellas, respondíste lejana. Tan lejana que el eco de tu voz se perdía en la espesura de mi olvido. Allá donde mas nadie llego, con aquella promesa tan vana, pero tan vieja. Así terminaste de explicarme de dónde venían nuestras almas.
Era esa inocencia/conciencia lo que me volvía loco, cuando sentados en los estrechos rincones de la ciudad durmiente, contábamos las estrellas de nuestra alma que se veía reflejada en el cielo, o era al revés? Quién sabe, solo el destino. Así decías mientras tomabas mis manos y la hacías bailar en la duda que se dilataba desde la callesita hasta tu casa. Cuando pasábamos aquellos lúgubres callejones, donde rezaban los cuerdos y donde reíamos los enamorados, al despedirnos con un beso furtivo y un hasta siempre soñador.
Que vida esta, la que palpita, la que se retuerce en este cuerpo senil. Lleno de olvidos y recuerdos y suspiros al compás de la mecedora. La que ahora marca los ritmos de nuestra pasión y, de mi olvido...
Era esa inocencia/conciencia lo que me volvía loco, cuando sentados en los estrechos rincones de la ciudad durmiente, contábamos las estrellas de nuestra alma que se veía reflejada en el cielo, o era al revés? Quién sabe, solo el destino. Así decías mientras tomabas mis manos y la hacías bailar en la duda que se dilataba desde la callesita hasta tu casa. Cuando pasábamos aquellos lúgubres callejones, donde rezaban los cuerdos y donde reíamos los enamorados, al despedirnos con un beso furtivo y un hasta siempre soñador.
Que vida esta, la que palpita, la que se retuerce en este cuerpo senil. Lleno de olvidos y recuerdos y suspiros al compás de la mecedora. La que ahora marca los ritmos de nuestra pasión y, de mi olvido...
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